Rutas vampíricas, un viaje por territorios de vampiros

Seguimos los pasos de vampiros y vampiras por Rumania, Whitby, Nueva Orleans o Forks a través del libro de Sergio Moreno.

@Tino Soriano

Creo que la primera película de terror que vi fue a los 8 años. Mi dormitorio lindaba con el salón de casa y la puerta era mitad de cristal, mitad de madera. Se abría hacia dentro y mi cama quedaba a la izquierda, con el cabecero mirando hacía ella. En el salón, la tele estaba colocada enfrente con lo que el reflejo, una vez abierta, permitía que pudiera verla mientras estaba tumbado en la cama. No tenía televisión en la habitación, era principio de los 80, pero aquel método me permitía poder ver lo que ponían aunque fuera a través de una puerta acristalada. Aquella sigue siendo mi habitación cuando estoy en casa de mis padres y la puerta ya no hace su función, pero sigue intacta.

Aquella noche emitían ‘Drácula’ de Tod Browning, la inigualable versión del colmilludo encarnada por Bela Lugosi, dentro del magistral programa de Narciso Ibáñez Serrador, ‘Mis terrores favoritos’. Me recuerdo viendo aquella aparición con capa de un señor aparentemente muy alto, estilizado, que levantaba terror allá donde iba. El blanco y negro era lechoso y la música estridente. En alguna ocasión mis padres se levantaban a cerrar la puerta para que no me despertaran los ruidos. Yo, me levantaba despacio para, sin que se dieran cuentan, entreabrirla de nuevo. Esa noche tuve pesadillas y acabé durmiendo entre mi padre y mi madre, a pesar de las protestas de ambos.

Fue mi primer Drácula, me marcó. Desde entonces me han fascinado los vampiros. No soy ningún experto, ni un vampire hunter ni nada por el estilo, solo sé que ese ser entre la vida y la muerte (quizá de ahí le viene su encanto) me fascina. Para mi la atracción del vampiro reside en que no está muerto pero tampoco está vivo, que no es real pero tampoco fantástico, que vive de noche y duerme de día, que no necesita comer y solo se alimenta de sangre. Es un ser que está a caballo entre el mundo y las tinieblas, es el elegante heredero de Lord Byron, un dandy, de buena familia, elegante, persuasivo y atractivo.

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Los vampiros no son de este mundo, pero lo han habitado y lo habitan. De eso va ‘Rutas Vampíricas, un viaje por los territorios vampíricos’, escrito por Sergio Moreno Ramos y editado por Anaya Touring. El libro es un ameno recorrido por los vampiros de la literatura y el cine, pero también recoge muchas de las leyendas e historias que los incluyen como personajes en el folklore centroeuropeo o americano. A través de sus páginas viajaremos por escenarios novelescos, fílmicos, pero también de leyenda. Rumanía, Eslovaquia o Nueva Orleans son algunos de esos lugares vampirescos.

El libro se lee de un tirón y más que para preparar el viaje, recomiendo llevarlo y leerlo sobre el terreno. No esperes encontrar consejos, precios u horarios, eso está al alcance de cualquiera con un click en el móvil. En ‘Rutas Vampíricas’, Sergio relata con detalle y admiración salpicados con gotas de humor, el elenco de amigos dentudos que pueblan ese mundo, o mejor dicho que ensombrecen este mundo. Está estructurado por países, después de una introducción sobre el vampiro por antonomasia: el conde Drácula de Bram Stoker y otros que hubo antes que él pero que quedaron aparcados por la genial obra del irlandés.

Sergio es de la misma opinión que yo: los vampiros no ensombrecen el mundo sino que nos lo llenan de color, de atractivo, arrojan interés por lo misterioso, por lo oculto y, como la mirilla de una puerta, nos gusta asomarnos a él porque nos provoca misterio y miedo. El libro es profuso en datos y en citas, así como en descripciones. Algunos casos son de todos conocidos, otros son desvelados por el autor como quien desenvuelve un regalo el día de Reyes.

Estas son algunas de esas rutas vampíricas que podrás encontrar en el libro.

Transilvania

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Castillo de Bran, en Transilvania

Decir Transilvania es decir vampiro, Drácula, terror, oscuridad. Esta región de Rumanía, rodeada por los Cárpatos, destaca por sus bosques interminables, su naturaleza exuberante y tradiciones con una raigambre a prueba de progreso. Allí localizó Bram Stoker su historia de Drácula. A pesar de que nunca visitó esta región de Centroeuropa, describe con sumo detalle una de las regiones que envuelve más misterios de todo el continente.

Es el territorio de Vlad Tepes, el empalador, la inspiración definitiva para Bram Stoker y su Drácula como icono pop, y donde se localiza el castillo por excelencia del chupasangre, el castillo de Bran. Dos mentiras que ninguno de los amantes de los colmilludos queremos dejar de creer. Vlad Tepes no era un vampiro, ni siquiera pasó de príncipe de Valaquia (entre 1456 y 1462), aunque está considerado un héroe nacional de Rumanía. Del personaje tomó no solo algunas descripciones y sus sanguinarias costumbres sino también el nombre. Nuestro amigo Tepes firmaba como Dragwlya (o DragkwlyaDragulea, Dragolea, Drăculea) un diminutivo del epíteto Dracul, heredado de su padre Vlad II Dracul.

Y por otro lado está el castillo de Bran, o el castillo Fake como lo califica Sergio Moreno en el libro ‘Rutas Vampíricas’. No va desencaminado. No se sabe bien por qué este espectacular castillo encima de una roca ha acabado siendo la referencia para todos los amantes de Drácula. ¿Es posible que el escritor irlandés se basara en él para situar la acción de la novela? No hay datos concluyentes. Por otro lado, si buscamos en la rama Vlad III tampoco hay vinculación. Existe una pequeña y remota posibilidad de que el empalador pasara unos días en sus mazmorras cuando iba preso camino de Budapest. Tampoco hay pruebas de ello.

Descartadas estas hipótesis, el castillo de Bran, a unos 25 kilómetros de Brasov, es y será para todos los amantes de Drácula el hogar de nuestro dueño y señor. En sus salones ha cenado Jonathan Harker, en sus catacumbas dormía el conde y en sus habitaciones ha yacido la delicada Mina. Por supuesto es visitable y en sus alrededores puedes encontrar todo tipo de merchandising a buen precio. El Castillo de Bran se puede visitar todos los días hasta las 18:00 horas en verano y las 16:00 en invierno. Cuesta 14 euros y puedes llegar tanto en tren como en autobús desde Brasov.

Cualquier recorrido que se precie por Rumanía en una ruta siguiendo los pasos de Drácula debe incluir parada en Sighișoara, el lugar natal de Vlad Tepes, cuya casa se conserva en el número 5 de la Strada Cositoarilor; la ruinas del castillo de Poenari, la auténtica residencia del empalador, situada en un acantilado al que se llega por la carretera panorámica más famosa de Rumania, la Transfăgărășan; Târgoviște, al sureste de Rumania, en Valaquia, otro castillo impresionante del SXV; y el monasterio de Snagov, la que puede ser o no, la tumba de Drácula.

Si os gusta la fotografía de viajes y vas a viajar a alguno de estos lugares os recomiendo uno de los mejores reportajes fotográficos que podéis ver sobre Drácula y Transilvania es el que realizó mi maestro Tino Soriano para National Geographic

Whitby

Dejamos Rumanía, pero no la novela ‘Drácula’ en nuestro recorrido por las páginas del libro de viajes ‘Ruta Vampírica, un viaje por los territorios vampíricos’ de la editorial Anaya Touring, para adentrarnos ahora en uno de los pueblos más bonitos de la costa inglesa. Whitby sirvió de inspiración a Bram Stoker mientras escribía ‘Drácula’ y, al mismo tiempo, su biblioteca le ayudó con la documentación necesaria para construir el relato. Fue de vacaciones con su familia a este pequeño pueblecito de la costa nordeste de Inglaterra, a 76 kilómetros de York en 1890. Allí localizó la llegada del Demeter al puerto de Tate Hill Sands con un Drácula de apetito voraz que abandonaría el barco en forma de perro para refugiarse en la iglesia.

También Mina Harker y Lucy Westenra pasan en Whitby una temporada. Se enamoraron en la novela de un lugar que hoy no es muy distinto de aquél. La iglesia de St. Mary y su cementerio eran el lugar preferido de Stoker en la localidad. De hecho en un o de los bancos que rodean el monumento hay un cartel que da fe de que el escritor irlandés se sentaba aquí a contemplar las vistas y ordenar sus ideas. Muy cerca también encontramos la abadía de Santa Hilda que Mina también describe en su diario: «En lo alto de la ciudad están las ruinas de la abadía de Santa Hilda, que fue saqueada por los daneses. Son sus nobles ruinas, enormes, llenas de belleza y de detalles románticos, una leyenda dice que puede verse a una dama de blanco en una de las ventanas».

Cementerio de Highgate, Londres

Siguiendo las pasos de Van Helsing, la némesis de Drácula, llegamos al cementerio de Highgate en Londres. Allí se desarrolla una escena relacionada con Lucy, su muerte y un panteón familiar. lEn realidad, Stoker nunca llega a identificar el cementerio, pero Highgate parece la ubicación más probable de este momento crucial en la novela. Este cementerio es una joya. Fue construido en 1839 y en él descansan Karl Marx, Lucien Freud, George Eliot, Michael Faraday o la familia Dickens. Y cómo no, cuenta con leyendas como la que describe a un extraño ser alto, delgado y vestido de negro que se aparece en la penumbra del campo santo. También se pueden escuchar historias de ritos satánicos que podrían ayudar a revivir a algunos de los muertos que aquí descansan. Todo un must para los amantes de las rutas vampíricas.

Čachtice

Saltamos a Eslovaquia, en concreto al castillo de Čachtice en nuestra rutas vampíricas por el mundo. Seguimos la estela de la condesa de Bathory, una señora real como la vida misma que, supuestamente cometió terribles atrocidades que la hicieron célebre como una de las asesinas más despiadadas de la historia. Erzsebet Bathory le gustaba la sangre de otras mujeres, siempre y cuando fueran vírgenes. El morbo y el lesbianismo aderezado con la sangre, qué más se puede pedir de un vampiro.

En Čachtice es posible contemplar parte de la torre que aún queda en pie, donde supuestamente Bathory fue encerrada y pasó los últimos años de su vida. También se pueden ver los restos de las antiguas mazmorras, este terrorífico lugar donde la condesa sangrienta celebraba sus rituales satánicos y desangraba a sus jóvenes víctimas.

Castillo de Orava

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¡Será por castillos en Eslovaquia! Otro de los más famosos es el de Orava. Allí se rodó en 1921 Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (Nosferatu, una sinfonía del horror) dirigida por Friedich Wilheim Murnau. Es una película muda de terror gótico inspirada en la novela de Bram Stoker que se convirtió en una obra de culto para el público y los profesionales del cine.

El castillo de Orava es uno de los lugares más impresionantes de Europa por su tamaño y ubicación. La película se rodó con poco presupuesto y se decidió filmar los exteriores en el castillo por motivos económicos. La llegada de Hutter al castillo es una imagen icónica en el séptimo arte. Hoy día se pueden contemplar in situ todos los encuadres elegidos por Murnau tal y como los rodó. El majestuoso edificio se conserva a la perfección y su estado de conservación es perfecto, tanto que practicamente no ha cambiado nada en los últimos cien años. Es muy recomendable ver la película de Murnau antes de visitar el castillo.

Nueva Orleans

Uno de los principales capítulos del libro está dedicado a Nueva Orleans, la ciudad vampírica por excelencia en los Estados Unidos. Es el hogar de Anne Rice, una ciudad embrujada desde tiempos inmemoriales; fantasmas que viven en edificios, historias de vudú con seres zombificados arrastrándose por los pantanos que ciecundan la ciudad y, por supuesto, vampiros. En lo que sería una buena ruta siguiendo los pasos de nuestros amigos colmilludos dentro del libro ‘Rutas Vampíricas’ deberíamos visitar la casa de los hermanos Carter en la calle Royan Saint Ann donde dos hermanos secuestraron a una chica con el objetivo de beberse hasta la última gota de sangre.

El antiguo convento de las Ursulinas es el edificio más antiguo del valle del río Misisipi. Se terminó de construir en 1752 y es también el ejemplo más antiguo que se conserva de arquitectura del período colonial francés en los Estados Unidos. Caminar por la estructura y los jardines es como retroceder en el tiempo y, como muchos otros edificios del Barrio Francés, tiene una leyenda paranormal asociada. La historia de las chicas del ataúd gira en torno a los vampiros, otra razón por la que el convento era un lugar perfecto para filmar.

Anne Rice no sólo es la autora de Entrevista con el vampiro’ sino que ha desarrollado toda una saga dedicada a los no muertos, llegando a crear un universo propio. ‘Entrevista con el vampiro’ es una carta de amor a su ciudad, Nueva Orleans, a través de la relación de Lestat y Louis, dos vampiros que representan dos maneras antagónicas de entender la vida. Una relación conflictiva que se ve aderezada con la aparición de Claudia, una niña de cinco años que será convertida en vampira. Luego Anne Rice escribió ‘Lestat el vampiro‘, ‘La reina de los condenados’ y una serie de 13 novelas que conforman las ‘Crónicas Vampíricas’.

La historia de Lestat y Louis nos lleva a recorrer el French Quarter, la parte más antigua de Nueva Orleans. El barrio se conserva casi igual que en el siglo XIX y mantiene las verjas de hierro. Otros imprescindibles en cualquier de las rutas vampíricas por Nueva Orleans debe incluir la catedral de San Luis, la Place d’Armes, la escultura de bronce de Andrew Jackson o los Pontalba Buildings, mandados a construir por la baronesa Pontalba y que otorgan una personalidad única a la plaza.

Por último, los amantes de los vampiros y también de la literatura pueden seguir los pasos por Nueva Orleans de Truman Capote, William Faulkner, Mark Twain, Hemingway, Richard Ford o Tennessee Williams. Todos se quedaron en el hotel Monteleone, en el 214 de la Royan Street y tomarse algo en el tiovivo bar and piano lounge.

‘Entrevista con el Vampiro’ fue llevada en el año 1994 al cine de manera magistral por Neil Jordan. Para recrear la plantación de Louis, Jordan escogió Oak Alley, en el 3645 Highway 18, Vacherie. Se tarda poco menos de media hora desde Nueva Orleans y se puede disfrutar de una visita muy interesante. Como no podía ser de otra forma, esta mansión también cuenta con sus fantasmas. Se trata de supuestas almas de esclavos que todavía penan por la plantación y el interior de la casa.

Tampoco hay que cerrar las rutas vampíricas por la ciudad sin dejar de visitar el cementerio de Lafayette, ubicado en el Garden District. Es el lugar donde Lestat se cita con Louis para propinarle el mordisco definitivo. Si el viajero da un paseo por el cementerio de Lafayette descubrirá un entorno único. Anne Rice, en 1995, asistió aquí a su propio entierro. Una performance para presentar su libro ‘Mennoch el diablo’

Por último, no se puede dejar Nueva Orleans sin visitar la casa de Anne Rice. Brevard Rice House se encuentra en el 1239 First St. en el elegante distrito de Garden District, cerca del cementerio Lafayette. Como casi todas las casas majestuosas de esta ciudad al sur de Estados Unidos tiene fama de estar embrujada. El señor Brevard se suicidó pegándose un tiro en el porche dos años después de entrar a vivir en ella. En 2004 fue vendida por los herederos de Rice por 2.300.000 dólares.

Forks

Quizá una de las últimas y exitosas aportaciones vampíricas a la cultura popular sea la novela ‘Crepúsculo’ de 2005. Stephanie Meyer cuenta que tuvo la idea después de un sueño ¿erótico? en el que un joven vampiro y una joven humana hablaban sobre su amor. Con estos mimbres escribió cuatro historias más durante los siguientes cinco años.

Stephanie Meyer eligió Forks porque, según leyó en internet, era uno de los sitios en los que menos brilla el sol de toda Norteamérica. Forks es un pueblecito del estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos. Es el hogar de los vampiros de ‘Crepúsculo’ y está rodeado por preciosos bosques. Desde Seattle son tres horas en coche. Algunos hoteles tienen customizadas sus habitaciones dedicadas a los personajes de la novela y posterior película. Por ejemplo, en el Sullys Drive Inn puedes comer la Bella Hambuguer que se sirve con unos colmillos de plástico.

En septiembre se celebra el Forever Twilight in Forks, un festival conmemorativo. Las paradas para todos los fans de las rutas vampíricas tendría que tener su inicio en la carretera principal, junto a la Cámara de Comercio, encontramos el mítico cartel ‘The City of Forks Welcomes You’, también está la furgoneta vieja y roja de Bella. No es la auténtica, pero da el pego perfectamente. Luego continuar por la Colección Forever Twilight , una exposición con atrezzo de la saga, es gratis. Y terminar en la playa La Push, aunque en realidad estas escenas de la película fueron rodadas en otra, la Cannon Beach, donde también se rodó la escena final de Los Goonies.

Por último hay que visitar el famoso ‘The Lodge’, una pequeña y confortable cabaña cafetería que, en realidad, en la película se localizó en en un pueblo de Oregón llamado Damascus.

Todos estos lugares y algunos más son solo una pequeñísima muestra de lo que puedes encontrar en ‘Rutas Vampíricas, un viaje por los territorios vampíricos’ de Sergio Moreno. No dejes de hincarle el diente.

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